Valles pisqueros

Durante el siglo XVII, la vida en la naciente ciudad de La Serena era dura. Los sucesivos ataques piratas causaron fuerte impacto y la sensación de desprotección era creciente. El incendio del edificio del cabildo en 1680 a manos del pirata Bartolomé Sharp reforzó la sensación de vulnerabilidad de la ciudad, causando diferentes reacciones: algunos optaron por abandonar el territorio y emigrar; otros se quedaron, con una actitud temerosa.

Entre los vecinos que resolvieron permanecer en el corregimiento de Coquimbo, hubo un grupo innovador y activo. Liderado por don Pedro Cortés y Mendoza, este sector tomó la decisión de afirmar su presencia en la región, pero tomando medidas preventivas ante eventuales ataques de ultramar.  Coincidieron en valorar las tierras del Valle de Elqui superior, para levantar allí sus haciendas con sus viñas, bodegas y alambiques. Estas se ubicaron junto al río Claro, entre las actuales localidades de Monte Grande y Pisco Elqui.

El cluster vitivinícola del río Claro tenía fortalezas significativas, tales como distancia del mar (a unos 100 kilómetros de la costa, estaban bien resguardados de los ataques piratas), altitud (en estas condiciones, los alambiques son más eficientes. Además, la mayor amplitud térmica de la montaña tiene un efecto positivo en la uva), suelos y clima (El valle se destaca por poseer un microclima especial y por la fertilidad de los suelos)

Los hacendados plantaron viñas, levantaron bodegas e instalaron alambiques. En el estrecho espacio situado entre el río Claro y las faldas cordilleranas, se levantaron las haciendas con todo el equipamiento y las instalaciones necesarios para elaborar vinos y destilar aguardientes.

Hubo una notable voluntad de liderazgo en este cluster vitivinícola. Por ejemplo, allí se levantó el primer horno de tinajas del norte de Chile (en la Hacienda La Torre) y allí se instaló el primer alambique del norte de Chile (en la propiedad de don Rodrigo Rojas). Estas innovaciones fueron imitadas luego por los demás hacendados locales, y pronto se completó el dinámico polo vitivinícola del norte de Chile. Los inventarios de bienes conservados en los repositorios del Archivo Nacional muestran en detalle las inversiones que tenían estas haciendas entre fines del siglo XVII y comienzos del XVIII.

Así el desierto y el eterno sol fueron testigos del surgimiento de nuestro pisco, producto emblemático de los valles de Elqui, Limarí, Choapa, Huasco y Copiapó. Lo que los valles pisqueros tienen para ofrecer es un reflejo de lo que somos como país.

Zona Pisquera